ATORMENTADO POR LA MILICIA DE U.S.A.
El soldado desertor muestra un dibujo suyo que evidencia su estado de ánimo.
"Había pensado cortarme el dedo para no poder disparar, ahogarme en la ducha, ahorcarme debajo de unos palos por donde vivía que me gustaban mucho y hasta estrellarme en el carro", dijo en alusión a sus pensamientos suicidas.
El desertor boricua Orville Gómez Santiago describió su vida como un calvario desde que ingresó a las Fuerzas Armadas estadounidenses. Al narrar su odisea, un soldado desertor admite que el suicidio ha tocado a sus puertas en varias ocasiones.
Todo lo que pasaba por la mente de Orville Gómez Santiago eran pensamientos de muerte, muerte y muerte. El soldado, que está ausente sin autorización de las Fuerzas Armadas, confesó en exclusiva que desde que se enlistó en la milicia su vida ha sido un calvario. El suicidio ha tocado a sus puertas en repetidas ocasiones y, según él, no lo ha hecho gracias a las convicciones cristianas que le enseñaron sus padres desde niño.
"En mi mente todo lo que pasaba era como una película de violencia donde siempre me veía matándome a mí o a otros", dijo pausadamente el soldado. ''Me considero un ex militar que le recomienda a todo aquel joven o adulto que esté buscando una solución monetaria a que sepa que el Ejército no es la alternativa correcta".
Orville Gómez Santiago, soldado desertor.
El mismo día en que logró escapar de Fort Campbell, en Kentucky, junto a su madre y hermano, se enfrentó cara a cara con los demonios que atormentaban su vida. "Antes de irme le dejé una carta encima de la almohada a mami despidiéndome de todos. Hice par de llamadas y les dije a las personas que pasara lo que pasara mi único deseo era que cuidaran a mis nenas", explicó. "Estaba llorando, abracé a mami y le dije que la amaba mucho, que ella había hecho su trabajo, pero que me iba porque estaba cansado y no podía más. Había pensado cortarme el dedo para no poder disparar, ahogarme en la ducha, ahorcarme debajo de unos palos por donde vivía que me gustaban mucho y hasta estrellarme en el carro", narró Orville.
No obstante, su madre María Santiago lo detuvo y decidió llevarlo a la sala de emergencia del hospital de la base. Le imputan fingir Fue aquel 14 de marzo, tras una evaluación médica que revelaba el grado de peligrosidad para quitarse la vida, que se evidenció que Orville se encontraba en peligro extremo. A partir de eso el director médico del hospital acusó al soldado de fingir tener un padecimiento mental para negarse a ir a Afganistán, conflicto al que fue asignado el soldado de 28 años de edad.
Además, según el joven puertorriqueño, quien comenzó su carrera militar en enero de 2007, el médico le dijo que la única forma para evitar cumplir con su misión era ausentarse sin autorización. Y si cumplía con la asignación al conflicto bélico, a su regreso tendría que enfrentarse a una corte marcial por el tiempo de entrenamientos que perdió por motivo de las citas médicas. En ese proceso judicial lo iban a deshonrar despojándolo de sus rangos, saldría del Ejército con un licenciamiento deshonorable y enfrentaría un año de cárcel.
"Sumidos en el llanto y la desesperación y al ver que mi hijo en lo único que pensaba era en quitarse la vida, hicimos un consenso entre varios soldados, y con mi otro hijo, y decidimos irnos para nuestra Isla", dijo la angustiada madre. Los tres miembros de la familia Gómez Santiago salieron caminando de Fort Campbell mientras otros militares se hicieron de la vista larga para que pudieran escapar. "Durante el tiempo que estuve en la milicia me escondía muchas veces debajo de la cama para llorar, para que nadie me viera, o lloraba en las duchas pues por el agua no se te ven las lágrimas", declaró Orville.
Peregrino en su tierra
El soldado explicó que sus días en Puerto Rico han sido cuesta arriba, pues está constantemente cambiándose de lugar para evitar ser encontrado por las Fuerzas Armadas; Su familia está dividida y lograr conseguir ayuda médica para el militar ha sido complicado. "No puede usar su Seguro Social ni el seguro médico porque lo rastrean. Tampoco puedes coger un plan médico privado porque se lo deniegan, pues él tiene condiciones previas. Estamos con las manos atadas", señaló la madre del militar desertor.
"No es fácil ver a un hijo que traes al mundo y sabes que lo tienes ahora, pero no sabes si al segundo lo vas a tener vivo, por su depresión. Han sido días largos y muy difíciles", sostuvo Santiago; "Fui a buscarlo atendiendo una llamada de auxilio que me hizo sin saber que siete militares se quitaron la vida en su misma base en un fin de semana. El Ejército no puede contra el amor de una madre que defiende a su hijo, pues en la condición que está no se puede defender por sí solo", reiteró.
Orville apuntó que todo este proceso ha sido sumamente difícil, pero con el apoyo de sus padres y algunos buenos amigos que lo han ayudado, incluso con dinero, ha logrado mejorar su estado mental.
EL CREYENTE
"Había pensado cortarme el dedo para no poder disparar, ahogarme en la ducha, ahorcarme debajo de unos palos por donde vivía que me gustaban mucho y hasta estrellarme en el carro", dijo en alusión a sus pensamientos suicidas.
El desertor boricua Orville Gómez Santiago describió su vida como un calvario desde que ingresó a las Fuerzas Armadas estadounidenses. Al narrar su odisea, un soldado desertor admite que el suicidio ha tocado a sus puertas en varias ocasiones.
Todo lo que pasaba por la mente de Orville Gómez Santiago eran pensamientos de muerte, muerte y muerte. El soldado, que está ausente sin autorización de las Fuerzas Armadas, confesó en exclusiva que desde que se enlistó en la milicia su vida ha sido un calvario. El suicidio ha tocado a sus puertas en repetidas ocasiones y, según él, no lo ha hecho gracias a las convicciones cristianas que le enseñaron sus padres desde niño.
"En mi mente todo lo que pasaba era como una película de violencia donde siempre me veía matándome a mí o a otros", dijo pausadamente el soldado. ''Me considero un ex militar que le recomienda a todo aquel joven o adulto que esté buscando una solución monetaria a que sepa que el Ejército no es la alternativa correcta".
Orville Gómez Santiago, soldado desertor.
El mismo día en que logró escapar de Fort Campbell, en Kentucky, junto a su madre y hermano, se enfrentó cara a cara con los demonios que atormentaban su vida. "Antes de irme le dejé una carta encima de la almohada a mami despidiéndome de todos. Hice par de llamadas y les dije a las personas que pasara lo que pasara mi único deseo era que cuidaran a mis nenas", explicó. "Estaba llorando, abracé a mami y le dije que la amaba mucho, que ella había hecho su trabajo, pero que me iba porque estaba cansado y no podía más. Había pensado cortarme el dedo para no poder disparar, ahogarme en la ducha, ahorcarme debajo de unos palos por donde vivía que me gustaban mucho y hasta estrellarme en el carro", narró Orville.
No obstante, su madre María Santiago lo detuvo y decidió llevarlo a la sala de emergencia del hospital de la base. Le imputan fingir Fue aquel 14 de marzo, tras una evaluación médica que revelaba el grado de peligrosidad para quitarse la vida, que se evidenció que Orville se encontraba en peligro extremo. A partir de eso el director médico del hospital acusó al soldado de fingir tener un padecimiento mental para negarse a ir a Afganistán, conflicto al que fue asignado el soldado de 28 años de edad.
Además, según el joven puertorriqueño, quien comenzó su carrera militar en enero de 2007, el médico le dijo que la única forma para evitar cumplir con su misión era ausentarse sin autorización. Y si cumplía con la asignación al conflicto bélico, a su regreso tendría que enfrentarse a una corte marcial por el tiempo de entrenamientos que perdió por motivo de las citas médicas. En ese proceso judicial lo iban a deshonrar despojándolo de sus rangos, saldría del Ejército con un licenciamiento deshonorable y enfrentaría un año de cárcel.
"Sumidos en el llanto y la desesperación y al ver que mi hijo en lo único que pensaba era en quitarse la vida, hicimos un consenso entre varios soldados, y con mi otro hijo, y decidimos irnos para nuestra Isla", dijo la angustiada madre. Los tres miembros de la familia Gómez Santiago salieron caminando de Fort Campbell mientras otros militares se hicieron de la vista larga para que pudieran escapar. "Durante el tiempo que estuve en la milicia me escondía muchas veces debajo de la cama para llorar, para que nadie me viera, o lloraba en las duchas pues por el agua no se te ven las lágrimas", declaró Orville.
Peregrino en su tierra
El soldado explicó que sus días en Puerto Rico han sido cuesta arriba, pues está constantemente cambiándose de lugar para evitar ser encontrado por las Fuerzas Armadas; Su familia está dividida y lograr conseguir ayuda médica para el militar ha sido complicado. "No puede usar su Seguro Social ni el seguro médico porque lo rastrean. Tampoco puedes coger un plan médico privado porque se lo deniegan, pues él tiene condiciones previas. Estamos con las manos atadas", señaló la madre del militar desertor.
"No es fácil ver a un hijo que traes al mundo y sabes que lo tienes ahora, pero no sabes si al segundo lo vas a tener vivo, por su depresión. Han sido días largos y muy difíciles", sostuvo Santiago; "Fui a buscarlo atendiendo una llamada de auxilio que me hizo sin saber que siete militares se quitaron la vida en su misma base en un fin de semana. El Ejército no puede contra el amor de una madre que defiende a su hijo, pues en la condición que está no se puede defender por sí solo", reiteró.
Orville apuntó que todo este proceso ha sido sumamente difícil, pero con el apoyo de sus padres y algunos buenos amigos que lo han ayudado, incluso con dinero, ha logrado mejorar su estado mental.
EL CREYENTE
Aquel, me había enseñado que era imposible hacerlo.
Hoy que se ha ido, sólo me dejó la enseñanza certera, de que lo imposible es un comienzo, y no intentarlo es perder.
Ella, me había inculcado que el miedo es lo que agradaba al cielo.
Y hoy, que se ha ido, sólo aprendí que el miedo es ver pasar la vida y ser valiente, es crear nuevos caminos.
Ellos, me habían convencido que ser servil es ser bueno y temeroso.
Hoy que se han ido, sólo aprendí que ser servil es vivir de rodillas y rebelarse a lo ordinario, es tomar decisiones únicas y responsabilizarse por ellas.
Aquellos, me habían explicado que ser exitoso desagradaba a ese Dios TAN HEMATOMAFOGO TAN CRUEL, DESPIADADO Y CASTIGADOR.
Hoy que se han ido, sólo aprendí que ser un fracasado agradaba a los hombres que administraban a Dios, y que ser exitoso y pensar por sí mismo, un peligro para el poder.
...Y ahora que quedé solo bajo estas luces de invierno, el viento es el que me azota el rostro.
Yo, fui el creyente de otras voces que se disiparon y que ya no existen; y por hacerlas verdad, vendí mi destino a un céntimo de su valor real.
Hoy; HOY soy un anciano que murmura que un día alguien le dijo que era mejor vivir, (AUNQUE FUERA DE RODILLAS) que perder la vida por un sueño. BENDITOS MALDITOS AQUELLOS QUE PROGRESAN X QUE NO SE MUEREN
Y hoy; HOY QUE TODOS se haN ido, sólo aprendí que la LLAMA DE LA vida se empieza a EXTINGUIR cuando los sueños que pudieron ser, lentamente carcomen el alma y el resentimiento cubre los ojos.
Y ahora que soy anciano, sólo me quedo aquí, relatando las leyendas Y LAS EPOPEYAS de los que fueron tan dignos de la vida; COMO PARA VIVIRLA DIGAMENTE como para CORRER Y VOLAR TRAS SUS SUEÑOS Y hacer realidad sus ANHELOS Y SUS esperanzas…