domingo, 26 de julio de 2009

LOS MILICOS ANDAN SUELTOS Y MARIGUANOS

CREO QUE LOS MILITARES QUE ESTAN A LAS ORDENES DE CALDERON EL ESPURIO SI MERECEN EL CALIFICATIVO DE MILICOS ES DECIR MILITARES SIN PIZCA DE RESPETO NI ASI MISMOS NI AL PUEBLO Y MENOS AL HONOR QUE DEBEN MOSTRAR COMO DEFENSORES DE LA PATRIA QUE EN ESTE SEXENIO HAN CAMBIADO TRISTEMENTE POR LA OBSESIVA GUERRA ( INCONSTITUCIONAL) AL NARCO COMPORTANDOSE COMOS SERVILES PERROS DE ATAQUE AL SERVICIO DE UN AMO QUE LES ARROJA MIGAJAS AUNQUE HAY QUE RECONOCER QUE MUCHA TROPA SE AVERGUENZA DE QUE SE LES ESTE USANDO PARA TRATAR DE LEGITIMAR LO QUE ATODAS LUCES HIEDE.

ASI PUES QUE RESPUESTA DARAN PARA UN HECHO TAN RUIN SUCEDIDO EN JIUTEPEC MORELOS LAS AUTORIDADES MILITARES O SEHARAN DE LA VISTA GORDA???

O QUIZA SALGAN CON LA BATEA DE BABAS DE QUE ESTOS MILICOS ENCAPUCHADOS SON NARCOS DISFRAZADOS .


Militares allanan, torturan y amenazan a familia en Jiutepec
(la jornada de morelos)



Escrito por Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos, AC
Lunes, 27 de Julio de 2009 00:00
Señor director: La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos recibió el testimonio de la familia de trabajadores Zamora Gómez sobre el allanamiento, tortura y amenazas que militares del Ejército Mexicano realizaron el pasado viernes 24 de julio, entre las 12:30 y 2 horas de la madrugada en su domicilio ubicado en la calle Obradores Número 45, colonia Ampliación Vicente Guerrero, del municipio de Jiutepec. Este es el testimonio (resumido) de la señora Lucia Gómez Adame, de 57 años de edad: “Entró el Ejército en mi casa rompiendo la puerta (…) Entraron unos 15 soldados, todos estaban cubiertos (…) Encontraron a mis hijos cuando estaban cenando y viendo la televisión. Inmediatamente se fueron sobre ellos y los agarraron, los ataron de las manos y les torcieron los brazos (…) Vi cuando un soldado empezó a golpear a mi hijo Andrés Zamora Gómez, de 27 años de edad, y a su cuñado Jorge Hernández Jardón de 24 años, y como empujaban a mi hijo menor José Natividad Zamora Gómez de 25 años de edad. Mi hijo Andrés había llegado de trabajar en la fábrica Rintex en donde entra a las 2 de la tarde y sale a las 10 de la noche (…) Me empujaron dentro de uno de los cuartos donde se encontraban mis nueras y mis nietos. A mis dos nueras les hacían las mismas preguntas en el cuarto, donde también estaban llorando y espantadas mis nietas, de 8 y 2 años de edad, quienes no dejaban de llorar. También estaban mis nietos de 2 años y medio y 4 años.” Los militares encapuchados abrieron todos los muebles y sacaron ropa que la tienen para vender en un bazar”. En el testimonio de Andrés Zamora Gómez destaca que lo golpearon y amarraron. “Los militares me pegaban en la cabeza y me preguntaban por la banda de Los Pelones, que ellos sabían que de mi casa habían visto salir una camioneta blanca de esa banda, pero yo sólo tengo un coche Datsun 82 blanco. Les dije que no sabía nada (…) Me sacaron de la casa y me tiraron en la calle. Luego me dejaron hablar y les dije que les podía mostrar mi identificación como trabajador (…) Me soltaron y permitieron sacar mi credencial y ya dejaron de golpearme cuando vieron que si les decía la verdad (…) Uno de ellos, no lo conocí porque todos estaban encapuchados, pero era güero y alto con una gorra de oficial y con pasamontañas, dijo que ellos sólo hacían su trabajo”. Luego de que se fueron, la familia empezó a recoger sus pertenencias dispersas por el cuarto. No encontraron mil pesos que tenían para pagar la luz “porque nos llega bien cara”, nos relata la señora Lucia Gómez Adame. Por todo lo anterior, consideramos que existen los conceptos de violación al artículo 129 de la Constitución que prohíbe que el Ejército realice labores que no le corresponden, así como los relativos a allanamiento de morada. Solicitamos medidas cautelares para garantizar la seguridad de la familia Zamora Gómez, ante el temor fundado de que sigan siendo objeto de estas agresiones por parte de elementos del Ejército Mexicano. Igualmente, debe existir la inmediata investigación de los hechos y la reparación de los daños cometidos en su patrimonio y en su integridad física y psicológica de las víctimas de este atropello.