viernes, 30 de octubre de 2009

Carta abierta de la hija de un trabajador desempleado de LyF y sindicalista del SME en Nuevo Necaxa, Puebla

Carta abierta de la hija de un trabajador desempleado de LyF y sindicalista del SME en Nuevo Necaxa, Puebla
Gabriela Rosas Martínez

Seguramente a estas alturas a nadie debe serle desconocida la situación que enfrentan los más de 60 mil agremiados del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y sus respectivas familias ante el decreto presidencial de extinguir su fuente de empleo, la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLF), empresa centenaria que provee electricidad a los estado de México, Hidalgo, Morelos, el Distrito Federal y parte de Puebla.

La infame acción gubernamental es la culminación de un objetivo largamente perseguido, la liquidación de dicha empresa y su respectivo sindicato, el SME, especialmente molesto por ser uno de los últimos sindicatos fuertes que quedan en nuestro país.

El decretazo emitido por el gobierno – al más puro estilo de los gobiernos autoritarios que otrora señalaron – se produjo en un contexto de debilidad sindical, luego de que el SME enfrentara una de las elecciones más polémicas de su historia. Los comicios, efectuados en julio de éste año, dieron como resultado la reelección de Martín Esparza Flores, sin embargo su opositor Alejandro Muñoz se negó a aceptar el resultado y promovió una denuncia ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje para que ésta invalidara el proceso electoral.

La querella interpuesta por Muñoz viola los estatutos sindicales que establecen que en el supuesto caso de que hubiera una elección pendiente, o bien que los trabajadores, “y no la autoridad”, determinarán que una elección fue nula, lo que procede es que sigue ocupando el puesto sindical quien lo tenía, por lo que aun en este caso Martín Esparza seguiría siendo el secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas. Más aún, el estatuto no prevé una reposición de un proceso electoral. Incluso, hay una figura en la que si dos contendientes quedan empatados en un proceso, se define la situación en una asamblea general. A principios de octubre, el pleno de la asamblea general extraordinaria del SME ratificó a Martín Esparza Flores como secretario general del organismo, y validó la legalidad de la toma de posesión de su cargo.

Así las cosas, cuando el Secretario electo, Esparza, acudió a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social para que se le otorgara la “toma de nota” que lo acreditara como Secretario General del SME, cosa que venía ocurriendo desde que las elecciones arrojaron el resultado; el titular de la citada secretaría – Javier Lozano Alarcón – sobrepasó sus atribuciones al exigir más requisitos de los que dicta la ley para efectuar dicho trámite y, finalmente, negar la toma de nota por considerar que las elecciones presentaron numerosas irregularidades. Sin embargo, la toma de nota se limita a un acuse de información sobre los resultados de las decisiones de los sindicatos, no le corresponde hacer juicios sobre los procesos ya que eso representa una flagrante violación a la autonomía de las organizaciones sindicales. No obstante, el gobierno se mantuvo en esa tónica negativa para no reconocer al líder sindical.

Las razones para no otorgarle el reconocimiento a Esparza van en dirección contraria al supuesto apego por la democracia, se trata de un intento por debilitar al SME y provocarlo. Si de democracia y elecciones transparentes se tratara se habría hecho lo propio para aclarar las polémicas elecciones presidenciales del 2006, ¿no?

Así pues, los fondos del SME fueron congelados, dejándolo sin recursos de los cuales echar mano. El gobierno esperaba que el SME cortara el suministro de luz para tener pretexto y tomar las instalaciones pero la provocación no dio resultados.

Pese a que el SME nunca instrumentalizó el abastecimiento de energía eléctrica para presionar al gobierno, por orden presidencial, la noche del sábado 10 de octubre, alrededor de 6 mil agentes, de la Policía Federal, Sedena y agentes del Ministerio Público de la Procuraduría General de la República se desplegaron para hacerse cargo de las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC), entre ellas las de Cuernavaca, Pachuca, Necaxa, Pedregal, Anzures, Lechería, valle de México e inclusive el departamento de quejas, así como el área de control central, la cual se localiza en el Distrito Federal.

Posterior a la toma, casi a la medianoche, el gobierno publicó en una edición extraordinaria del Diario Oficial de la Federación un decreto firmado por el presidente Felipe Calderón en el que se determina la extinción de ese organismo descentralizado. El argumento nodal para la liquidación es que, por su comprobada ineficiencia operativa y financiera, representa un costo tan elevado que ya no resulta conveniente para la economía nacional ni para el interés público.

¿Y qué creen? Paralelo a todo esto una campaña de los “abogados del diablo” los medios de comunicación para apoyar las versiones del gobierno y convencer a la gente de que es lo mejor, ahí tienen a Carlitos Lorett, el supuesto “Teacher”, el bogotón del 13 y otros siervos del gobierno diciendo que está de lujo lo que el gobierno hace, que está de lujo que más de 40 mil familias se queden sin ingresos, después de todo todavía les deben lo de la LEY TELEVISA y otro favores.

Así, con una firma y un papel quedaban desempleados los más de 41 mil trabajadores en activo que laboran en LFC. Los argumentos dados por Calderón, sólo un día después de anunciado el decreto, giran en torno a la inviabilidad financiera de la empresa, la culpó de ahuyentar inversiones por su mal servicio. Por supuesto, Calderón no mencionó que las inversiones también salen despavoridas ante su guerra contra el narco y que para alicientes a la inversión están los salarios miserables que se pagan en México y las numerosas exenciones de impuestos.

Para el caso de Luz y Fuerza, La Torre Mayor de Reforma, varios hoteles de la Zona Rosa y de Polanco, el periódico Reforma y unomásuno, la propia Presidencia de la República, las dependencias federales, las repetidoras de Telmex no pagan luz, por ejemplo. Más aún, los subsidios que el gobierno ofrece en energía eléctrica no son para el consumo doméstico sino para las grandes empresas. El 70 por ciento del consumo de electricidad corresponde a 46 mil grandes industriales, que pagan en promedio a 46 centavos el kilovatio-hora, mientras los usuarios domésticos lo pagan a $1.50.

Ahora bien, es cierto que la Compañía de Luz presenta deficiencia pero ello se debe a la poca voluntad que hubo para hacer de esta una empresa rentable, no como lo dijo Calderón en su mensaje; a la empresa se le venía recortando la inversión hacía mucho, para 2010 se le destino un monto de apenas 600 millones cuando sus requerimientos son de 9 mil millones.

Sobre los supuestos privilegios de sus trabajadores, es lacerante que la clase política mexicana considere un salario medianamente “bueno” y la posibilidad de una jubilación humana como privilegios que deben desaparecer por resultar demasiado onerosos. ¿No son onerosos también los gastos para sostener a la burocracia en México?, eso incluye al infame Felipillo, por supuesto.

Hay que recordar que Calderón alguna vez se hizo llamar el PRESIDENTE DEL EMPLEO, prometió un millón de empleos anuales y, según las cifras que su administración reconoce, en lo que va del año solo ha creado alrededor de 120 mil empleos. A mediados de septiembre, aseguró que la economía nacional presenta “signos muy claros de recuperación”, ya que de junio a agosto pasado se crearon 65 mil nuevos empleos con lo que “finalmente se está recuperando la planta laboral”. Sin embargo, le bastó una noche para acabar con más de 41 mil empleos de los que dependen un número igual de familias y a los que hay que sumarle las pérdidas para los comerciantes y prestadores de servicios que se beneficiaban con el consumo de los trabajadores electricistas.

Pero será que el gobierno es muy malo o hay algo más, el sindicato había presentado una solicitud para que la concesión de red de fibra óptica que pertenece a LFC la operara la misma paraestatal; incluso había dado a conocer los estudios técnicos, de mercado y de operación que demostraban que la empresa podía dar el servicio. “Sin embargo, a esta solicitud ni siquiera se le dio respuesta, porque ya tenían el negocio armado con políticos y empresarios afines al panismo.”Martens y Canales Clariond “tienen armada una empresa con capital español para explotar el negocio de las telecomunicaciones por medio de la venta de servicio de voz, datos e Internet a través de la estructura de Luz y Fuerza del Centro. Es un hecho consumado, puesto que la concesión ya la obtuvieron”. La empresa WL Comunicaciones no sólo tiene la autorización para operar, sino que aún no ha empezado a hacerlo y ya obtuvo “descuentos anticipados de las tarifas de uso de la red”.

Se trata de nuevo del juego capitalista, de la tónica neoliberal, pero no tan libre porque ésta se juega entre “cuates”, los cuates del presidente, después de todo ellos lo llevaron a la presidencia y el favor no pretendía ser gratuito.

Luego Felipillo nos vende la idea de que lo que se ahorre por desaparecer la Compañía de Luz se destinará al combate a la pobreza, pero al mismo tiempo lanza un plan económico para 2010 en la que pide autorización al Congreso para elevar los impuestos a la renta de empresas y personas; cobrar mayores gravámenes a cerveza, tabacos y licores, así como a los servicios de telecomunicaciones. Además plantea la creación de un nuevo gravamen de 2 por ciento al consumo de todo tipo de bienes y servicios, incluidos alimentos y medicinas, adicional al que ya se cobra de 15 por ciento por impuesto al valor agregado. Pero si los pobres destinan la mayor cantidad de su ingreso a la compra de alimentos es obvio que estas medias no los van a ayudar mucho, ¿verdad?

Por cierto en México el gobierno reconoce que hay 50.6 millones de pobres y que tan solo de 2006 a la fecha se contribuyó con 5.9 millones a dicha cifra. ¿Felipillo lo hace bien combatiendo a la pobreza, verdad? Pues no, no lo hace. Ya salió más de un economista, incluso un Nobel a decirle que subir impuestos en época de crisis no es para nada bueno porque reduce la capacidad de consumo, cuando lo optimo sería estimular el mercado interno, pero eso al gobierno no le importa porque no gobierna para el pueblo sino para sus amigos los empresarios.

Ridículo es que Felipe haya salido a decir, cuando se dirigió a la nación, para justificar el golpe artero a LFC y al SME, que en México se debía cambiar todo aquello que no funcionara, me pregunto si eso incluye a su incompetente administración.

Sin embargo el SME no va a quedarse de brazos cruzados, el Sindicato Mexicano de Electricistas determinó promover una controversia constitucional en contra del decreto presidencial de liquidación de Luz y Fuerza del Centro. Los abogados de la organización preparan un amparo a nivel general del gremio y la presentación de más de 66 mil recursos individuales. Además de la batalla legal, el sindicato encabezará una movilización social opositora a la estrategia del gobierno federal y llevará su lucha “hasta las últimas consecuencias”.

Hoy les pido encarecidamente que se sumen al movimiento, no es posible que el gobierno trate de esta manera a la clase trabajado; no es posible que mientras otros países nacionalizan y protegen sus riquezas nuestro gobierno se voltee contra el pueblo para entregar lo nuestro a compañías extranjeras o nacionales que nada se preocupan por la gente; no es posible que haya gente diciendo que es bueno que le haya llegado su hora al Sindicato porque se creían muy poderosos, ahora resulta que defender sus derechos es un crimen.

Ya basta, el Sindicato Mexicano de Electricista y las familias de los trabajadores van a dar una batalla muy dolorosa, vivirán sin su fuente de ingreso, arriesgarán su alimento, la educación de sus hijos y su propia salud por dar esta pelea pero no desistirán porque este es el SME de la lucha histórica y afortunadamente no estamos solos, tenemos de nuestra parte a todo un país enojado por los abusos de poder de sus gobernantes.

Se burlan de nosotros contándonos los segundos para el bicentenario, ¿Qué vamos a celebrar? Que después de 200 años ya no somos esclavos de un poder extranjero sino de una élite nacional, que después de cien años los logros de la Revolución son nada porque acá se sigue gobernando con autoritarismo y sin respeto al estado de derecho, ¿son esos nuestros motivos para celebrar?

Aquí donde este mensaje comienza, los primeros en recibirlo son mis contactos: familiares, amigos, compañeros de la universidad a quienes le pido UN FAVOR DE AMIGOS, cuando este mensaje llegue más lejos seguirá siendo una cadena de amigos de mis amigos y sus amigos … POR FAVOR, AYÚDENNOS A DEFENDER EL PAÍS!!!

ATT. Gabriela Rosas Martínez, hija de un padre hoy desempleado, habitante de un pueblo de desempleados (Necaxa) y ciudadana de un país secuestrado pero, pero FIEL CREYENTE de que todavía es posible hacer un cambio !!!

18 de octubre del 2009

LA INDIFERENCIA ETERNIZA NUESTRA ESCLAVITUD

LA INDIFERENCIA ETERNIZA NUESTRA ESCLAVITUD

Ricardo Flores Magón (1873-1922)

Deseo deciros algunas palabras acerca de un mal hábito, bastante generalizado entre los seres humanos. Me refiero a la indiferencia, ese mal hábito que consiste en no fijar la atención en asuntos que atañen a los intereses generales de la humanidad.

Cada quien se interesa por su propia persona y por las personas más allegadas a él, y nada más; cada quien procura su bienestar y el de su familia, y nada más, sin reflexionar que el bienestar del individuo depende del bienestar de los demás; y que el bienestar de una colectividad, de un pueblo, de la humanidad entera es el producto de condiciones que la hacen posible, es el resultado de circunstancias favorables, es la consecuencia natural, lógica de un medio de libertad y justicia. El bienestar de cada uno depende del bienestar de los demás, bienestar que sólo puede ser posible en un medio de libertad y de justicia, porque si la tiranía impera, si la desigualdad es la norma, solamente pueden gozar de bienestar los que oprimen, los que están más arriba que los demás, los que en la desigualdad fundan la existencia de sus privilegios...

Por lo tanto, el deber de todos es preocuparse por los intereses generales de la humanidad para lograr la formación de un medio favorable al bienestar de todos. Sólo de esa manera podrá el individuo gozar de un verdadero bienestar.

Pero vemos que en la vida corriente ocurre todo lo contrario. Cada uno lucha y se sacrifica por su bienestar personal, y no lo logra, porque su lucha no está enderezada contra las condiciones que son obstáculo para obtener el bienestar de todos. El ser humano lucha, se afana, se sacrifica por ganarse el pan de cada día; pero esa lucha, ese afán, ese sacrificio no dan el resultado apetecido, esto es, no producen el bienestar del individuo porque no están dirigidos los esfuerzos a cambiar las condiciones generales de convivencia, no entra en los cálculos del individuo que luchas, se afana, se sacrifica, la creación de circunstancias favorables a todos los individuos, sino el mezquino interés de la satisfacción de necesidades individuales, sin hacer aprecio de las necesidades de los demás.

EGOISMO : El que está trabajado sólo piensa en que no le quiten el trabajo y se alegra cuando en una rebaja de trabajadores no entra él en el número de los cesantes, mientras que el que no tiene trabajo suspira por el momento en que el burgués despida a algún trabajador para ver si, de esa manera logra él ocupar el puesto vacante, y hay algunos tan viles, hay algunos tan abyectos que no titubean en ofrecer sus brazos por menos paga y otros que en un momento de huelga se apresuran a llenar los lugares desocupados momentáneamente por los huelguistas.

En suma, los trabajadores se disputan el pan, se arrebatan el bocado, son enemigos los unos de los otros porque cada quien busca solamente su propio bienestar sin preocuparse del bienestar de los demás y ese antagonismo entre los individuos de la misma clase, esa lucha sorda por el duro mendrugo hace permanente nuestra esclavitud, perpetúa la miseria, nos hace desgraciados porque no comprendemos que el interés del vecino es nuestro propio interés, porque nos sacrificamos por un interés individual mal entendido buscando en vano un bienestar que sólo puede ser el resultado de nuestro interés por los asuntos que atañen a la humanidad entera, interés que si se intensificara y se generalizara daría como producto la transformación de las condiciones actuales de vida, ineptas para procurar el bienestar de todos porque están fundadas en el antagonismo de los intereses, en la fraternidad y en la justicia.

Por lo tanto, compañeros, para alcanzar el bienestar es preciso, es indispensable fijar la atención en los intereses generales de la humanidad, hacer a un lado la indiferencia, porque la indiferencia eterniza nuestra esclavitud. Todos nos sentimos desgraciados; pero no acertamos a encontrar una de las principales causas de nuestro infortunio, que es nuestra indiferencia, nuestra apatía por todo lo que significa interés general.

INDIFERENCIA : La indiferencia es nuestra cadena, y somos nosotros nuestros propios tiranos porque no ponemos nada de nuestra parte para destruirla. Indiferentes y apáticos vemos desfilar los acontecimientos con la misma impasibilidad que si se tratara de asuntos de otro planeta, y como cada quien se interesa únicamente por su propia persona, sin preocuparse de los intereses generales, nadie siente la necesidad de unirse para ser fuertes en las luchas por el interés general; de donde resulta que no habiendo solidaridad entre los oprimidos, el gobierno se extralimita en sus abusos y los amos de toda clase hacen presa de nosotros, nos esclavizan, nos explotan, nos oprimen y nos humillan.

Cuando reflexionemos que todos los que sufrimos idénticos males tenemos un mismo interés, un interés común a todos los oprimidos, y nos hagamos, por lo tanto, el propósito de ser solidarios, entonces seremos capaces de transformar las circunstancias que nos hacen desgraciados por otros que sean favorables a la libertad y el bienestar. Dejemos ya de apretarnos las manos y de preguntar angustiados que será bueno hacer para contrarrestar las embestidas de la tiranía de los gobiernos y de la explotación de los capitalistas. El remedio está en nuestra mano: unámonos todos los que sufrimos el mismo mal, seguros de que ante nuestra solidaridad se estrellarán los abusos de los que fundan su fuerza en nuestra desunión y en nuestra indiferencia. Los tiranos no tienen más fuerza que la que les damos nosotros mismos con nuestra indiferencia. No son los tiranos los culpables de nuestros infortunios, sino nosotros mismos.

Preciso es confesarlo: si el burgués nos desloma en el trabajo y exige de nosotros hasta la última gota de sudor, ¿a quién se debe ese mal sino a nosotros mismos que no hemos sabido oponer a la explotación burguesa nuestra protesta y nuestra rebeldía? ¿Cómo no ha de oprimirnos el gobierno cuando sabe que a una orden suya, por injusta que ella sea y por más que lastime nuestra dignidad de hombres, es acatada por nosotros con la vista baja, sin murmurar siquiera, sin un gesto que haga constar nuestro descontento y nuestra cólera?¿Y no somos nosotros mismos, los desheredados, los oprimidos, los pobres, los que nos prestamos a recibir de las manos de nuestros opresores el fusil, destinado a exterminar a nuestros hermanos de clase, en los raros momentos en que la mansedumbre y la habitual indiferencia ceden su puesto a las explosiones de honor y del decoro?. ¿No salen de nuestras filas, de la gran masa proletaria, el polizonte y el mayordomo, el carcelero y el verdugo?

Somos nosotros, los pobres, los que remachamos nuestras propias cadenas, los causantes del infortunio propio y de los nuestros. El anciano que tiende la mano temblorosa en demanda de un mendrugo; el niño que llora de frío y de hambre; la mujer que ofrece su carne por unas cuantas monedas, son hechura nuestra, a nosotros deben su infortunio, porque no sabemos hacer de nuestro pecho un escudo; y nuestras manos, acostumbradas a implorar, son incapaces de hincarse, como tenazas, en el cuello de nuestros verdugos.

Disertación leída en El Monte California en el año 1917.